Una necesidad imperiosa de informar al pueblo de Dios, pues las sagradas escrituras nos advierten que, en el pasado, gran parte de él pereció debido a la falta de conocimiento.

Porque no podemos ser cómplices del mal siendo meros espectadores, ni mucho menos partícipes, dando nuestra aprobación a un proceso que surgió de la maquinación y violencia, que se basa en el engaño y la mentira y que se dirige finalmente, hacia una agenda antivalórica, que se opone a los principios y valores sostenidos por la fe cristiana.

Primero, respecto de nuestra relación con Dios, se corre el riesgo de pecar por omisión, al no hacer lo correcto delante de sus ojos, o, en el peor de los casos, pecar deliberadamente, ignorando toda la evidencia y dando nuestra aprobación a un proceso totalmente viciado desde un punto de vista moral.

Segundo, respecto de nuestra relación con el Estado, corremos el riesgo de una intromisión cada vez mayor del mismo en el ámbito personal y en el seno familiar. También ponemos en riesgo todos nuestros derechos y libertades consagrados en la actual Constitución para que un grupo de personas que probablemente no tenga ningún temor de Dios escriba, desde una hoja en blanco, lo que bien les parezca.

Apartarse de consideraciones intrascendentes de la vida, que despojan al ser humano de su origen divino y lo reducen a un mero accidente de la naturaleza. Estas consideraciones solo han traído miseria moral y espiritual a nuestras sociedades. 

Les recomiendo trabajar arduamente por restaurar los valores y principios cristianos en virtud de los cuales la civilización occidental pudo experimentar el verdadero progreso, partiendo desde la propia vida, pasando por la familia y hasta llegar a la sociedad. Una familia desintegrada es la antesala de un país desintegrado, mientras que una familia íntegra da origen a un país íntegro.

Finalmente, todo lo que hagamos, ya sea de palabra o de hecho, hacerlo todo para la gloria de Dios y para el beneficio de nuestro prójimo.

Me siento muy honrado y bendecido de poder publicar en Editorial Conservadora, junto a autores y académicos que respeto profundamente por su trabajo intelectual y trayectoria académica.