No todo se puede desclasificar. Solo puedo decir que cuando tocas el tema de Fátima, hay algo muy profundo que entra en tu vida. Es un intento por hacer propio un mensaje profético que fue dado a toda la humanidad, pero que por diversos motivos -unos humanos, otros no- se silencia, se escamotea, se tergiversa, o peor aún, se falsifica. Y es que Fátima invita a una relación especial con la Santísima Virgen, convidando a que nunca desaparezca la mirada de la Inmaculada en tu propia vida. Una mirada que todo lo perdona, que todo lo puede curar, que hace descender desde muy alto una expectativa de confianza para no perderse en la confusión del mundo contemporáneo. Tras la confianza late la certeza de la intervención divina respecto de los grandes acontecimientos históricos que, sin duda, están por venir. 

¡Claro que sí! Hay que pensar que todas las fuerzas del mal vienen conspirando para que el manuscrito que contiene del Tercer Secreto se mantenga sepultado en un lugar muy oscuro y abisal. Lo cual sirve para mostrar la suma importancia del manuscrito y el tremendo obstáculo que debe representar para el avance del mal en el mundo, y particularmente, al interior de la Iglesia. El Tercer Secreto tiene, ciertamente, un efecto "exorcístico" frente a las fuerzas que están pervirtiendo el catolicismo desde dentro, y desde hace décadas. Lo saben quienes lo ocultan. Pero cuando se revele el Tercer Secreto, los simuladores de la fe van a ser desenmascarados, y probablemente esto será acompañado de señales terribles, que incluso los incrédulos podrán captar. Pero la hora del Tercer Secreto solo Dios la sabe. Pienso que más pronto que tarde. 

Precisamente el mismo consejo envuelto en la pregunta: acercarse cada vez más a Ella. Acercarse como Madre, pero también como Señora y como Reina del cielo y de la tierra, y por tanto, de la historia humana en lo que tiene de más esencial. Visitar una bonita iglesia, mirar una de sus imágenes, pidiendo que la gracia obre en nuestros corazones. Es bonito repetir la exclamación que Paul Claudel dirigió a la Virgen, un día que entró, si no me equivoco, a la Catedral de Notre Dame, en París: "No he venido a rezar, solo he venido para mirate... Porque en la hora en que todo se desmoronaba, tú interviniste. Porque salvaste a Francia y fuiste mi propia salvadora". Lo mismo podemos esperar cuando nos acercamos a Ella, respecto de nosotros y de Chile. A veces basta una sola mirada... 

La Capelinha das Aparições, en la noche, con velas o cirios encendidos, ojalá con poca gente, en el silencio de la noche, junto al sigilo de la oración. Se siente la presencia de la Virgen. Incluso para quien no cree en Ella.

También recomendaría el Vía Crucis, en los Valinhos, en el atardecer, cuando el sol se está poniendo. Es volver a 1917. Pero hay que ir sin agitación, tranquilo, sin ningún tipo de premura, con la intención de que el ambiente te envuelva en su perfume. Se puede visitar el lugar donde la Virgen se apareció en agosto de 1917 y también donde se hizo presente el ángel de Portugal. 

La Basílica también hay que visitarla. Ahí están enterrados los videntes.

No recomiendo la Iglesia de la Santísima Trinidad, que es una estructura moderna, blanca, circular, horrible, inaugurada el año 2007 en el lado opuesto de la basílica, que originalmente estaba destinada a esos encuentros que llaman "ecuménicos". Es una construcción que no sigue los patrones del arte cristiano. Se me figura que fue construida para infestar el ambiente lleno de bendiciones que a unos pocos pasos proceden de la Capelinha y del Santuario. Hay una imagen horrorosa, deforme, del Señor crucificado. Todo un símbolo.   

La mejor de las experiencias. La edición ha quedado muy bonita, muy cuidada. Y ha tenido una excelente acogida, en gran parte gracias a la promoción que la editorial realiza con las obras que publica.