El ver cómo las personas cambian sus opiniones según el diapasón de las encuestas o de sus conveniencias de imagen. Ejemplo típico: Patricio Aylwin en 1993, afirmando que nunca dijo lo que había dicho en 1973 y que eso lo había inventado el “Libro Blanco Sobre el Cambio de Gobierno en Chile”, de 1974. Para su desgracia, lo del 73 estaba en video. Otro ejemplo: la sala penal de la Corte Suprema sosteniendo en 2005 que regían la amnistía y la prescripción en juicios contra exmilitares y en 2010 sosteniendo que ninguna de ambas eximentes tenía vigencia legal.

Hay demasiadas actitudes y conductas miserables que le imprimen un sello menoscabador al carácter nacional contemporáneo. Top 5: 1) Sebastián Piñera prometiendo abreviar juicios a exmilitares y hacer respetar la prescripción, para conseguir sus votos, y después de elegido triplicando las querellas contra ellos por hechos prescritos; 2) Patricio Aylwin, coautor del llamado a poner término al gobierno de Allende por Acuerdo de la Cámara y 18 años después condenador, a través de su Comisión Rettig, de los mismos a los cuales convocó y por haber hecho lo que él les pidió. 3) Juan Emilio Cheyre, al declarar a su Ejército, en 2005, como el único responsable de “TODAS las conductas punibles y moralmente reprochables del pasado”. 4) Alejandro Solís, juez públicamente confeso de “fingir” delitos (“es una ficción jurídica”, dijo ante las cámaras, refiriéndose al secuestro permanente para condenar militares); 5) Haroldo Brito, juez activista de la no aplicación del derecho por parte de los tribunales, electo para la Suprema en un “acuerdo de caballeros” que no se cumplió, pues tras la derecha votar por él y elegirlo, la izquierda rechazó a Alfredo Pfeiffer, incumpliendo el acuerdo de votar también por este.

Es indispensable una editorial conservadora que equilibre el poder de la izquierda en el campo editorial. “Artes y Letras” de “El Mercurio” ensalzaba a página entera al locutor de Radio Moscú en el programa “Escucha Chile”, durante todo el gobierno militar, José Miguel Varas, pero ni siquiera acusó recibo ni publicó una sola línea de mi “Historia de la Revolución Militar Chilena 1973-1990”. Se necesita compensar el dominio sin contrapeso de la izquierda en el terreno editorial.

Creo que antes de que termine el confinamiento y cumplidas otras tareas importantes que me he impuesto durante él, voy a comenzar una novela histórica al estilo de “Durante la Reconquista” de Blest Gana, pero que transcurra durante el gobierno militar.

Que designe Ministro del Interior a José Antonio Kast mediante un poder irrevocable e indefinido y con plenos poderes para fijar políticas, restablecer el orden público y la legalidad; y designar a los demás ministros, limitándose el presidente durante el resto de su mandato a lo que más disfruta: aparecer diariamente en la televisión diciendo cosas intrascendentes con tres sinónimos, hasta el 11 de marzo de 2022.