Andrés Barrientos
¿En qué influyen tus orígenes chilotes en la publicación de tu primer libro?
En Castro, la ciudad donde he vivido prácticamente toda mi vida, siempre he tenido la inquietud sobre cómo buscar mejorar el acceso y la calidad de vida de las personas de nuestra isla. Dada la condición geográfica e histórica hay una identidad particular que configura las relaciones humanas de nuestra población y así también — como no todo es perfecto — surgen ciertas visiones que no contribuyen para buscar respuestas mediante políticas públicas con una mirada de ver el vaso medio lleno. Chiloé siempre tuvo retrasos de décadas respecto del continente y es la libertad la que ha permitido que hoy los chilotes tengamos más acceso que nunca antes en nuestra historia a mejores servicios y a ser arquitectos de nuestro propio destino. Hoy un chilote puede ser ministro, empresario de prestigio, y armar un proyecto de familia. Ahí es donde necesitamos poner un foco distinto, en las nuevas generaciones que quieren contribuir a la paz y a la prosperidad, valorando las bondades del libre mercado y la competencia, también nuestra población rural, sus tradiciones y la riqueza que la hacen ser como es.
Fundaste también el centro de estudios Ciudadano Austral — el más austral del mundo —, que fue destacado como uno de los Think Tank emergentes de Latinoamérica con mayor influencia el año 2018 por la Universidad de Pensilvania. ¿Qué los motiva? ¿A qué proyectos están dedicados hoy?
Eso ha sido un enorme orgullo, donde un grupo de voluntarios hemos podido forjar una institución que se preocupa no solo por el desarrollo local, sino también estudia los procesos históricos, económicos y políticos que permiten avanzar en la búsqueda de la verdad. El logro es fruto del trabajo en equipo y la optimización al máximo nuestros tiempos y capacidades desde un punto de vista multidisciplinar.
La motivación está dada por el amor a nuestra tierra y el compromiso con la libertad. Sin convicciones profundas, cualquier proyecto, a mi juicio, nace con fecha de caducidad. Últimamente, debido a nuestros trabajos profesionales y también por el efecto del estado de excepción, hemos reorientado nuestras actividades a programas de alcance internacional sobre temáticas geopolíticas, innovación y también sobre el proceso insurreccional que vivimos desde el 18 de octubre. Estamos trabajando en documentación e investigación próxima a ser publicada sobre dichos tópicos.
Fuiste destacado como uno de los 100 líderes jóvenes por El Mercurio… ¿Has pensado en una carrera política?
Ese logro es fruto del trabajo en equipo y de desarrollar los proyectos con pasión, siempre he creído que sin pasión por lo que uno hace no vale la pena vivir. Y Dios nos dota a todas las personas de diferentes dones, he ahí la tarea de cada uno, de explorarse a uno mismo y ver en qué puede aportar para mejorar las cosas en nuestra tierra con honestidad y rigurosidad.
En 2017 se levantó una precandidatura al Congreso para renovar y aportar con ideas en el terreno de la política formal, por diversas circunstancias eso no llegó a puerto. Sin embargo, soy un convencido que la política se hace cada día y se puede aportar al país desde muchas otras trincheras, en política hoy en pleno siglo XXI se puede influenciar más fuera del sistema político formal que dentro y ahí no me pierdo.
Si tuvieras la oportunidad de hacer 3 cambios en Chiloé, ¿cuáles serían?
Me hago cargo que ha habido una monopolización de la cultura por parte de la izquierda local, donde se ha tergiversado absolutamente la naturaleza del libre mercado y la tradición religiosa ha sido dejada en un segundo o tercer plano, ello me inquieta porque ha sido tomado por grupos radicalizados. Ciudadano Austral trabaja para combatir con su grano de arena ese fenómeno de degradación cultural, y mi reciente investigación se basa en fuentes históricas con una mirada de futuro y una profunda dosis de realidad. Singapur representa tan solo un 8% de la superficie de Chiloé, optó por los mercados libres y desarrolló su potencial sin perder la naturaleza de su gente. Hay que pensar fuera de la caja.
El desarrollo de una cultura de la culpa es algo que me inquieta y debe frenarse con la colaboración de quienes valoramos la vida. Hay que cambiar la mentalidad y como decía mi profesor de matemáticas en el Liceo de Castro, “hay que soñar en grande”, inculcando los valores, es como las nuevas generaciones se desarrollarán plenamente. Chiloé hoy tiene logros deportivos importantes, investigación territorial, parques maravillosos, una industria pesquera que destaca en el mundo, y aun así tenemos mucho potencial para el futuro.
No hay recetas; sin embargo, se puede reflexionar en forma crítica con todos los actores para ver hacia dónde o cómo avanzar. Economía libre, desarrollo, tradiciones e integración no son excluyentes como algunos vienen instalando discursivamente, no todo en la vida es blanco o negro.
¿Por qué escoger la Editorial Conservadora para lanzar tu primer libro?
Considero que es una enorme oportunidad porque es una editorial nueva, de alcance nacional, que ya tiene diversas publicaciones con importantes autores y lo más relevante es que apuesta por las ideas que configuran una sociedad libre y responsable. Agradezco el espacio que ha abierto esta editorial, porque estamos convencidos de que los esfuerzos intelectuales son cruciales para direccionar los procesos políticos y sociales, así como el entregar insumos para la discusión pública.
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